
Tenemos una mala costumbre los corredores (y me incluyo entre ellos). Nos creemos que cada día hay que hacer algo épico, algo diferente, algo que nos demuestre a nosotros mismos que lo estamos haciendo bien y de camino que alimente ese pequeño monstruo que es nuestro ego con los aplausos de los de alrededor en las redes sociales. A mí me ha pasado, hice el Ultra de Sierra Nevada y justo nada más terminarlo estaba pensando en cual iba a ser la siguiente y en qué locura más grande me iba a meter. Y llevo ya varios días dándole vueltas a este tema y es que todo eso muchas veces nos lleva a no celebrar como se merece lo que conseguimos e incluso durante rachas nos lleva a desconectar de esa parte tan principal que nos da el deporte como es disfrutar de lo que hacemos. Tenemos prisa por vivir y nos estamos olvidando de disfrutar lo que vivimos.
Lo difícil de todo esto es que si te mantienes mucho tiempo intentando hacer algo épico sin pararte a disfrutar de los pequeños detalles puede ser que te canses e incluso que abandones. Mantener esa motivación diaria para seguir consiguiendo metas sin que se te vaya la cabeza a las nubes no es nada fácil y es donde creo que la mayoría cometemos errores. Y yo creo que con dos pequeños cambios solucionaríamos muchos problemas:
*Tenemos que empezar a aprender a disfrutar de las pequeñas cosas:
Tenemos que aprender a salir a correr sin llamarlo “entrenar”, a correr sin reloj simplemente por disfrutar, a perderte en la montaña más cercana sin saber el camino. A pararte si hace falta y a saborear los logros por los que tanto llevas luchando. Tenemos que aprender a VOLVER a disfrutar como un niño.
*Tenemos que empezar a llamar las cosas por su nombre:
Salir a correr 12 km en un día de curro durísimo es mejor que correr 25km en un día que no has hecho nada, e incluso mucho pero que mucho mejor que quedarte en casa lamentándote del trabajo.
Tenemos que aprender a decirnos a nosotros mismos que salir a correr cuando llueve es más que correr, es hacer algo que casi nadie hace por conseguir un objetivo que tienes en mente y amigo, eso ya es una victoria.
Tenemos que valorar esos días que salimos a correr sin ganas o con mucho sueño como si fueran victorias en carreras, porque eso hemos hecho, ganarle a las ganas de dormir y a las ganas de seguir tirado en casa.
Tenemos que valorar el descanso y tenemos que valorarlo de verdad. Hay que cambiar esa tendencia que nos lleva a pensar que descansar es malo. Estamos muy equivocados, el descanso es una parte fundamental del entrenamiento, tanto o más que esa tirada larga que haces en la semana o que esas series mortales que haces en 3´…
Tenemos que aprender a disfrutar de los pequeños detalles que nos da éste deporte para mantenernos enganchados.
Ésta mañana pensaba todo esto mientras corría y le daba vueltas a como estaba relacionado este tema con toda la filosofía de “Where is the limit?” porque llevaba su Headband puesta y me preguntaba «¿Que es lo que te ha aportado a ti creerte su filosofía?».
Lo que yo pienso de su filosofía, o como yo la he entendido al menos, es que no intentan inculcarte hacer algo extremo, ni mucho menos. Yo creo que su “¿Dónde está el límite?» Significa más bien “¿Cuánto eres capaz de soportar por lo que quieres? ¿Cuánto eres capaz de luchar por conseguirlo?”. Siempre la he entendido así y eso es lo que yo me llevo y lo que inculcan a diario. Ganas de seguir luchando, de seguir soportando, de no rendirme aunque parezca que ya no se puede más y demostrarme a mí mismo que no es el límite. Creo que esa es mi visión del grupo “where is the limit?”, que creo que recoge todos los puntos que he dicho anteriormente y creo que es la que todos deberíamos tener. Que si queremos algo lo luchemos y suframos como se merece, que seguro la recompensa será igual o mayor cuando nos paremos a disfrutarla.
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